De Palma y Caña no se olvida . . .
"M a q u i P u c u n a"
El bus venía desde el sur ya con imágenes inherentes, que nuestra publicidad en los medios, había impreso en la mente de los invitados: “Domingo 17 de Septiembre andaremos a través de los Culuncos, por la ruta de los arrieros . . .” Llegando al segundo puesto de acopio (tribuna de los Shyris) las caras nuevas sonreían con timidez, el espectro era amplio (obstetrices, historiadores, mecánicos, dentistas, estudiantes, madres, periodistas, informáticos entre tantos) en el tercero, ya completado el equipo de aventura, arrancamos bajo la venia del clima ecuatorial. Con calma uno por uno comenzó a contar su historia, el afecto por la naturaleza parecía ser el componente que mutuamente se tejía. En Nanegalito el ambiente subtropical instigaba el confort, incluso algunos no tan equipados se armaban con lo necesario, el bus continuaba. Bolones con café nutrían las expectativas y ya en Marianitas el calor como que inducía a cruzar por esos ríos que cortaban el camino, es mas, nos tocó bajar para facilitar el movimiento del automotor. Aproximadamente dos horas y media tomó el viaje para arribar a Maquipucuna. Ahí, a los 1300msnm, en el bosque primario nublado montano, con todo ese remanente de la bioregión fitogeográfica del Chocó era fácil sentirse “de la mano de la naturaleza”, que es la traducción del nombre de esta espectacular reserva. Cerca de 5000 hectáreas de vida nos rodeaban, mientras tanto en el lodge una bienvenida y explicación de los pormenores del sitio, de como su cultura ancestral preincaica (Yumbos) había utilizado la región para comerciar entre costa y sierra y poco después los culuncos fueron usados como ruta para contrabandear el aguardiente, que era prohibido en las épocas coloniales. Entonces partimos, el tiempo apremiaba, la comodidad también, con lo necesario y algo más atravesábamos un par de fincas, el camino era entonces una trama de senderos que se entrecruzaban a placer, la vegetación mas el residuo vacuno nos obligaban a sortear y saltar, al fin arribamos al inicio de la ruta de los arrieros, los notables culuncos parecían contar historias de caña y aguardiente, el verdor era un regalo a nuestros sentidos, en un pequeño manantial un descanso y nuevamente en marcha, la fila se separaba un poco por lo agreste de la ruta Llegando al puente donde los dos ríos se cruzan cambiarse de zapatos era inevitable, porque ahora, vía aguas arriba: el río era el camino, como dos horas nos tomó, en total, llegar a la cascada, el agua cristalina y el calor eran buenos pretextos para nadar, intenso el masaje que nos permitimos dentro de las caídas de agua, el prana (energía) nos envolvía y refrescaba a placer, imagino que uno recuerda estos lugares cuando quiere recargarse. Regresando el bosque nublado mostró él porque de su nombre, una garúa acompañó los pasos hasta llegar al transporte, sabiamente el bosque primario cubría el sendero, pero no en la parte de las fincas, donde, enrarecido el trayecto por el agua nos enlodábamos y rodábamos con gracia, el ganado vacuno no parecía tan amistoso en este punto, igual con precaución debíamos avanzar, pero la duda flotaba acerca de la enemistad que tienen con el color rojo. En el bus la vida fue más sabrosa, con la advertencia de que “no se cambien todavía“ tomamos la ruta a Nanegal, ahí el otro espectáculo natural la cascada de la Piragua nos esperaba, desde lo alto zigzagueaba el liquido vital para caer a nuestros pies formando una ola y una cueva de lluvia; Indescriptible la paz que brindaba este entorno. El tan ansiado almuerzo con alma de merienda aguardaba cerca, poco después, el regreso a Quito breve y cómodo, en su punto. Entonces ahora al recordar las emociones más el equipo de aventura junto a esos vestigios de la Pachamama, nos viene una palabra, ¡exquisito!.
"M a q u i P u c u n a"
El bus venía desde el sur ya con imágenes inherentes, que nuestra publicidad en los medios, había impreso en la mente de los invitados: “Domingo 17 de Septiembre andaremos a través de los Culuncos, por la ruta de los arrieros . . .” Llegando al segundo puesto de acopio (tribuna de los Shyris) las caras nuevas sonreían con timidez, el espectro era amplio (obstetrices, historiadores, mecánicos, dentistas, estudiantes, madres, periodistas, informáticos entre tantos) en el tercero, ya completado el equipo de aventura, arrancamos bajo la venia del clima ecuatorial. Con calma uno por uno comenzó a contar su historia, el afecto por la naturaleza parecía ser el componente que mutuamente se tejía. En Nanegalito el ambiente subtropical instigaba el confort, incluso algunos no tan equipados se armaban con lo necesario, el bus continuaba. Bolones con café nutrían las expectativas y ya en Marianitas el calor como que inducía a cruzar por esos ríos que cortaban el camino, es mas, nos tocó bajar para facilitar el movimiento del automotor. Aproximadamente dos horas y media tomó el viaje para arribar a Maquipucuna. Ahí, a los 1300msnm, en el bosque primario nublado montano, con todo ese remanente de la bioregión fitogeográfica del Chocó era fácil sentirse “de la mano de la naturaleza”, que es la traducción del nombre de esta espectacular reserva. Cerca de 5000 hectáreas de vida nos rodeaban, mientras tanto en el lodge una bienvenida y explicación de los pormenores del sitio, de como su cultura ancestral preincaica (Yumbos) había utilizado la región para comerciar entre costa y sierra y poco después los culuncos fueron usados como ruta para contrabandear el aguardiente, que era prohibido en las épocas coloniales. Entonces partimos, el tiempo apremiaba, la comodidad también, con lo necesario y algo más atravesábamos un par de fincas, el camino era entonces una trama de senderos que se entrecruzaban a placer, la vegetación mas el residuo vacuno nos obligaban a sortear y saltar, al fin arribamos al inicio de la ruta de los arrieros, los notables culuncos parecían contar historias de caña y aguardiente, el verdor era un regalo a nuestros sentidos, en un pequeño manantial un descanso y nuevamente en marcha, la fila se separaba un poco por lo agreste de la ruta Llegando al puente donde los dos ríos se cruzan cambiarse de zapatos era inevitable, porque ahora, vía aguas arriba: el río era el camino, como dos horas nos tomó, en total, llegar a la cascada, el agua cristalina y el calor eran buenos pretextos para nadar, intenso el masaje que nos permitimos dentro de las caídas de agua, el prana (energía) nos envolvía y refrescaba a placer, imagino que uno recuerda estos lugares cuando quiere recargarse. Regresando el bosque nublado mostró él porque de su nombre, una garúa acompañó los pasos hasta llegar al transporte, sabiamente el bosque primario cubría el sendero, pero no en la parte de las fincas, donde, enrarecido el trayecto por el agua nos enlodábamos y rodábamos con gracia, el ganado vacuno no parecía tan amistoso en este punto, igual con precaución debíamos avanzar, pero la duda flotaba acerca de la enemistad que tienen con el color rojo. En el bus la vida fue más sabrosa, con la advertencia de que “no se cambien todavía“ tomamos la ruta a Nanegal, ahí el otro espectáculo natural la cascada de la Piragua nos esperaba, desde lo alto zigzagueaba el liquido vital para caer a nuestros pies formando una ola y una cueva de lluvia; Indescriptible la paz que brindaba este entorno. El tan ansiado almuerzo con alma de merienda aguardaba cerca, poco después, el regreso a Quito breve y cómodo, en su punto. Entonces ahora al recordar las emociones más el equipo de aventura junto a esos vestigios de la Pachamama, nos viene una palabra, ¡exquisito!.
5 Comments:
Genial la reserva en medio de tan saludable naturaleza, gente agradable, lindas chicas, agua cristalina, mas una caminata suave pero constante, fueron lo mas reparador y refrescante para el cuerpo y el espiritu citadino que nos cargamos encima, wlady como siempre el itinerario y el trayecto fue bien seleccionado y nos hizo disfrutar lo que es muy dificil para miles de citadinos q no se dan la oportunidad solo por no conocer a ALPASIJLLA, hemos tenido suerte.
Felicidades y siempre exitos, nos vemos la proxima
Mauro
By Anónimo, at 10:26
Está atractiva la lectura del diario de esta nueva experiencia tuya, más aún las fotos que son impresionantes como la naturaleza de nuestro querido país.
Flavio
By Anónimo, at 19:10
Una experiencia increible como todas. Definitivamente tenemos un país hermoso (ah y un físico muy bueno!!! jeje). Gracias por darnos la oportunidad de conocerlo. Hasta la próxima.
Pao =)
By Anónimo, at 15:27
me encantó la piragua!! que lugar tan lindo..creo que todos disfrutamos mucho el paseito , edemás del paisaje de ensueño.. toda la referencia historica del lugar.. fue como revivr el tiempo de los arrieros... sin cargar trago claro está :)
prometo madrugar mas para la proxima vez.. y llevar un ponchito de agua o la tipica fundita de basura.. que en tales casos es de gran ayuda.
EVY
By Anónimo, at 13:10
Espero algun dia formar parte de su grupo y de esta manera poder conocer nuevos amigos sinceros leales y honestos Dios los bendiga.......
By Christian, at 10:14
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