El hospitalario C O T O P A X I
San Pedrito de las nubes, llévate la lluvia y devuélvenos el sol,
San Alfredito de Palacio-s tu ayuda es con los paros, pa’ viajar sin preocupación …
Con luz verde para emprender la travesía hacia el Cotopaxi, nuevos y antiguos aventureros se dieron cita a muy tempranas horas en los lugares acordados para el encuentro. La primera parada fue Tambillo, una parroquia ubicada al sur de Quito, perteneciente al cantón Mejía. Con el espíritu viajero que siempre nos caracteriza quisimos subir en la parte superior del autoferro pero todos los espacios estaban llenos, así que nos resignamos esta vez, a no gozar de la suave brisa.
Entonces decidimos ubicarnos lo mejor posible para disfrutar del largo camino. Varios nos acomodamos en la parte posterior del ferrocarril, donde un penetrante y delicioso olor a chicharrón acompañado de unas ricas habas y dulces choclos, nos hizo caer en tentación. Los demás se relajaron en una amena conversación con el chofer y sus ayudantes, escuchamos que el viaje en ferrocarril es una de las más cotizadas experiencias para intrépidos muchachos y también adultos…, por lo que hubo sobre-carga de pasajeros, la capacidad del chu cu chu es para 70 personas pero sobrepaso hasta los 112.
Nunca falta en un largo trayecto los cuentos de terror!!! Empezaron los rumores del riesgo que fallen los frenos, pero todo fue un truco publicitario de la tripulación. ¡Estábamos en buenas manos!, al menos eso pareció…
Y no falto la amabilidad ecuatoriana… En la parte superior, el 6.66%, es decir uno de nuestros fieles seguidores que logró ir arriba, quién cuenta que el autoferro se tambaleaba seductoramente, testigo del sonido de la trompeta en sus oídos, algo incómodo en el trayecto, pero rodeados de foráneos y sonrisas amistosas, aprovecho para incorporar en nuestra aventura a dos amables forasteros. Todos nos esmeramos en enseñar a España y Colombia las bellezas ecuatorianas… también me refiero a los paisajes!!!
El largo camino terminó en la estación del Boliche, provincia del Cotopaxi, contrarrestamos el frío de la espera, con los tan conocidos canelazos, una bebida tan sabrosa como conocida. Unos con más canela que licor y otros …, al contrario. Por fin llegó el bus que nos llevaría al esplendor de la nieve…
Una vez dentro del Parque Nacional y para no quedarnos picados, decidimos subir al techo del bus ( con la venía del señor chofer ) y convertirlo en nuestro propio locomotor. Lo único que él esperaba es no llegar solo, es decir que durante el camino no hayamos caído cual hojas en otoño.
La libertad, el bullicio y el viento pintaron de sonrisas nuestros rostros, el paisaje es más hermoso cuando no está limitado por cuatro paredes, éramos parte de él, aunque en cada curva y en cada bajada los caballeros debían soportar los gritos de las damitas presentes. !La experiencia valió la pena!
Después de algunos minutos llegamos a la Laguna de Limpiopungo. Desde ahí divisamos al Rumiñahui ( uno de los siguientes destinos ) que con sus picos a la vista invitaba a imaginar como sería estar allí.
Ahora si debíamos prepararnos para el ascenso. Desde donde iniciamos, se apreciaba claramente el refugió, muchos exclamaron, ¡qué cerca que está!. Claro, en ocasiones anteriores habíamos caminado mucho más. Lo que no tomaron en cuenta son las características del terreno, fueron los 300 metros más largos. Unos sintieron que el corazón se les iba a salir, otros el frío calar por sus huesos, otros obnubilados de la vista, ni sintieron el camino.
Ah! y como dicen, “la moda no incomoda”, a 4500 metros de altura y con nieve encima, inició el desfile en la pasarela blanca, la colección de verano e invierno se hicieron presentes.
Finalmente llegamos al refugio, tomamos un pequeño descanso y directo a los glaciares. La fuerte nevada empezó a caer y vino la primera vez para muchos… ¡no mal pensados! El nevado nos regalo frías y suaves gotitas transparente que rozaban nuestros cuerpos con una blanca y experiencia.
A medio camino, nos encontramos con un zorro, al parecer pensaba que iba a tener comida para todo el año o a lo mejor estaba asustado y prefería no darnos las espaldas y vigilarnos muy detenidamente Mientras más avanzábamos la nevada se iba acompañando de una fuerte ventisca, era hora de acabar con esos agradables momentos, y decidimos descender y regresar el bus, la pendiente se transformo en una resbaladera que aligero nuestro paso.
Mientras tanto y casi sin percibir, el cielo se había despejado y el sol empezó a salir. Qué espectáculo más grandioso, el imponente Cotopaxi dejándose ver cubierto de hielo desde mucho mas abajo del reducto donde llegan los motorizados, hasta la cima, la primera ocasión que lo contemplamos en tal magnitud. Parte del descenso algunos optaron por hacerlo en bicicleta, será porque vieron como el bus resbaló por el camino cubierto por la nieve?, de cualquier forma, increíble también la adrenalina que te otorga un par de ruedas.
Al retorno y como ingresamos por la parte sur del Parque Nacional Cotopaxi, muy acertadamente decidimos emprender rumbo norte atravesando toda su magnitud, al costado derecho el Sincholagua, al izquierdo el Rumiñahui, frente a nosotros el Pasochoa y detrás, el cuello de luna (Cotopaxi en lengua ancestral) que se mostraba admirable. Después del control norte el camino conocido era rumbo a Machachi, pero el clima de días pasados había creado un par de ríos que no permitieron seguir por esa ruta, el otro lado, el no tan conocido salía a Sangolquí, apostamos por este y en un tramo “acortamos” camino uniéndonos por el otro y saliendo por Machachí. El conductor fue una victima más de las “mentiras blancas” a las que estamos acostumbrados, esta vez no fueron “dos horitas”, sino “por aquí es …”, pero como siempre, de que llegamos, todos llegamos . . .
¡Gran vivencia¡
¿Ustedes qué opinan ?
San Pedrito de las nubes, llévate la lluvia y devuélvenos el sol,
San Alfredito de Palacio-s tu ayuda es con los paros, pa’ viajar sin preocupación …
Con luz verde para emprender la travesía hacia el Cotopaxi, nuevos y antiguos aventureros se dieron cita a muy tempranas horas en los lugares acordados para el encuentro. La primera parada fue Tambillo, una parroquia ubicada al sur de Quito, perteneciente al cantón Mejía. Con el espíritu viajero que siempre nos caracteriza quisimos subir en la parte superior del autoferro pero todos los espacios estaban llenos, así que nos resignamos esta vez, a no gozar de la suave brisa.
Entonces decidimos ubicarnos lo mejor posible para disfrutar del largo camino. Varios nos acomodamos en la parte posterior del ferrocarril, donde un penetrante y delicioso olor a chicharrón acompañado de unas ricas habas y dulces choclos, nos hizo caer en tentación. Los demás se relajaron en una amena conversación con el chofer y sus ayudantes, escuchamos que el viaje en ferrocarril es una de las más cotizadas experiencias para intrépidos muchachos y también adultos…, por lo que hubo sobre-carga de pasajeros, la capacidad del chu cu chu es para 70 personas pero sobrepaso hasta los 112.
Nunca falta en un largo trayecto los cuentos de terror!!! Empezaron los rumores del riesgo que fallen los frenos, pero todo fue un truco publicitario de la tripulación. ¡Estábamos en buenas manos!, al menos eso pareció…
Y no falto la amabilidad ecuatoriana… En la parte superior, el 6.66%, es decir uno de nuestros fieles seguidores que logró ir arriba, quién cuenta que el autoferro se tambaleaba seductoramente, testigo del sonido de la trompeta en sus oídos, algo incómodo en el trayecto, pero rodeados de foráneos y sonrisas amistosas, aprovecho para incorporar en nuestra aventura a dos amables forasteros. Todos nos esmeramos en enseñar a España y Colombia las bellezas ecuatorianas… también me refiero a los paisajes!!!
El largo camino terminó en la estación del Boliche, provincia del Cotopaxi, contrarrestamos el frío de la espera, con los tan conocidos canelazos, una bebida tan sabrosa como conocida. Unos con más canela que licor y otros …, al contrario. Por fin llegó el bus que nos llevaría al esplendor de la nieve…
Una vez dentro del Parque Nacional y para no quedarnos picados, decidimos subir al techo del bus ( con la venía del señor chofer ) y convertirlo en nuestro propio locomotor. Lo único que él esperaba es no llegar solo, es decir que durante el camino no hayamos caído cual hojas en otoño.
La libertad, el bullicio y el viento pintaron de sonrisas nuestros rostros, el paisaje es más hermoso cuando no está limitado por cuatro paredes, éramos parte de él, aunque en cada curva y en cada bajada los caballeros debían soportar los gritos de las damitas presentes. !La experiencia valió la pena!
Después de algunos minutos llegamos a la Laguna de Limpiopungo. Desde ahí divisamos al Rumiñahui ( uno de los siguientes destinos ) que con sus picos a la vista invitaba a imaginar como sería estar allí.
Ahora si debíamos prepararnos para el ascenso. Desde donde iniciamos, se apreciaba claramente el refugió, muchos exclamaron, ¡qué cerca que está!. Claro, en ocasiones anteriores habíamos caminado mucho más. Lo que no tomaron en cuenta son las características del terreno, fueron los 300 metros más largos. Unos sintieron que el corazón se les iba a salir, otros el frío calar por sus huesos, otros obnubilados de la vista, ni sintieron el camino.
Ah! y como dicen, “la moda no incomoda”, a 4500 metros de altura y con nieve encima, inició el desfile en la pasarela blanca, la colección de verano e invierno se hicieron presentes.
Finalmente llegamos al refugio, tomamos un pequeño descanso y directo a los glaciares. La fuerte nevada empezó a caer y vino la primera vez para muchos… ¡no mal pensados! El nevado nos regalo frías y suaves gotitas transparente que rozaban nuestros cuerpos con una blanca y experiencia.
A medio camino, nos encontramos con un zorro, al parecer pensaba que iba a tener comida para todo el año o a lo mejor estaba asustado y prefería no darnos las espaldas y vigilarnos muy detenidamente Mientras más avanzábamos la nevada se iba acompañando de una fuerte ventisca, era hora de acabar con esos agradables momentos, y decidimos descender y regresar el bus, la pendiente se transformo en una resbaladera que aligero nuestro paso.
Mientras tanto y casi sin percibir, el cielo se había despejado y el sol empezó a salir. Qué espectáculo más grandioso, el imponente Cotopaxi dejándose ver cubierto de hielo desde mucho mas abajo del reducto donde llegan los motorizados, hasta la cima, la primera ocasión que lo contemplamos en tal magnitud. Parte del descenso algunos optaron por hacerlo en bicicleta, será porque vieron como el bus resbaló por el camino cubierto por la nieve?, de cualquier forma, increíble también la adrenalina que te otorga un par de ruedas.
Al retorno y como ingresamos por la parte sur del Parque Nacional Cotopaxi, muy acertadamente decidimos emprender rumbo norte atravesando toda su magnitud, al costado derecho el Sincholagua, al izquierdo el Rumiñahui, frente a nosotros el Pasochoa y detrás, el cuello de luna (Cotopaxi en lengua ancestral) que se mostraba admirable. Después del control norte el camino conocido era rumbo a Machachi, pero el clima de días pasados había creado un par de ríos que no permitieron seguir por esa ruta, el otro lado, el no tan conocido salía a Sangolquí, apostamos por este y en un tramo “acortamos” camino uniéndonos por el otro y saliendo por Machachí. El conductor fue una victima más de las “mentiras blancas” a las que estamos acostumbrados, esta vez no fueron “dos horitas”, sino “por aquí es …”, pero como siempre, de que llegamos, todos llegamos . . .
¡Gran vivencia¡
¿Ustedes qué opinan ?
4 Comments:
Claro que si!! una súper experiencia.......... eso si al otro día fui a parar al doctor..... pero valió la pena.
By Anónimo, at 18:07
Hola como estan soy Roberto de colombia para el mundo, ME RECUERDAN? estas lineas son para felicitar por el trabajo realizado durante y despues de la gira al COTOPAXI,
gracia por aceptarnos en su grupo a mi y a mi amigo de España y espero compartir nuevamente con todos en una nueva experiencia. GRACIAS.
By Anónimo, at 14:34
lo ofrecido es deuda...y puedo decir que disfrute mucho el paseito, literalmente rompimos el hielo. En cada salida es como si lograsemos abrazar parte de nuestra tierra, nos sentimos mas cerca de ella al perdernos en cada uno de sus paisajes. gracias por hacerlo posible.....y por ponerle tanto esmero
EVY
By Anónimo, at 13:15
ESTUVO MUY CHEVERE LA EXPERIENCIA YA QUE HICE NUEVOS AMIGOS Y VISITE A TAN LINDA MONTAÑA.
SIGAN ADELANTE CHICOS FELICITACIONES
SOY CARLA II
By Anónimo, at 15:47
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