A ll p a   S i j ll a. ( Tierra Bonita )

domingo, diciembre 18, 2005

En la cima del Pasochoa
      Alemania 4 Ecuador DIEZ

Como si se tratase de la cita mundialista del próximo 2006 y con varios inconvenientes al inicio salimos desde la tribuna de los Shyris. Diez es un gran número si hablamos del rey de los deportes, no se diga de esta travesía, ni uno más ni uno menos. El clima nublado brindaba un refugio de la lluvia, que había rociado el páramo la noche anterior, además se convirtió en un inquietante preámbulo. Partiendo desde la altura precisa, por una entrada desapercibida para la mayoría, encontramos un camino de herradura, donde no tenían idea de contra que harían frente, me refiero al hecho del SPA, ¡si lo recuerdan!, en la ruta que se empinaba solo levemente, alguien comenzó a sentir los estragos de la altura versus la mala noche menos el estado físico mas el piso resbalo-lodoso mas las comida que pesaba y estorbaba, ¡linda ecuación!,
Nuestros antepasados con sabiduría milenaria usaban la coca para estos menesteres, ojo y no la hierba desahuciada por los gringos, sino la planta sagrada y ancestral que en esta ocasión en forma de té, traído directamente del Perú fue brindada, en verdad que pudimos ver la diferencia.
Mas allá un conejo silvestre nos cerraba el paso, quizá y nos daba la bienvenida al páramo ecuatorial, toda su quietud y el silencio que rodeaba el lugar nos adentraban en esa comunión que raras veces se logra con la naturaleza, a lo lejos cuatro alemanes como con dos montañas de ventaja avanzaban, pero la representación ecuatoriana no podía dejar que sean ellos quienes lleven la posta, en cuestión de un par de atajos les dimos alcance; los pasamos no sin antes decirles “nos vemos en Berlín”.
La promesa del guía había cambiado, las “dos horas” se reemplazaron por: “detrás de la alambrada descansamos”, claro que con la neblina que cubría y descubría a su antojo no hubo gran diferencia, por momentos el clima nos premiaba con vistas fastuosas, el té de coca en este punto adquirió algunos submarinos cortesía del menor del grupo, pero su formula, ni con esto fue despreciada. Alcanzamos respetable altura y ya era cuestión de rodear las montañas procurando subir de a poquito, a ratos nos aparecían las increíbles pendientes con lodo y todo que hacían más risible la marcha, un par de uñas largas se perdieron en el intento, la cueva augurada parece que se escondió esta ocasión, buena táctica en todo caso. Poco después la clase de escalada sobre la pared de roca de montaña tal y como nos lo habían prometido, siempre junto al alambrado que marcaba otro punto de descanso.Empezamos la cuesta, felinos agarrando las gradas naturales, se sentía la deleitable adrenalina de este deporte, ¡quien pudiera darle más tiempo! ; Por aquí la cuerda cumplió su función ya que antes resaltaba únicamente como una extraña bufanda, algo más de media hora tomo coronar la primera cumbre, allí los menores se sorteaban el chocolate apostado, los abrazos de felicitación llovieron entre todos, en ese momento el privilegio de tener un almuerzo en la cima, en el borde del precipicio, con nubes cercándonos, podía confundirse únicamente con la exquisita variedad que aparecía de cada mochila. Quien podría negar que ahí estuvo el SPA tan buscado.
“Solo necesito nueve voluntarios para ir al otro pico”, fueron las palabras que al inicio hicieron eco, pero que en cuestión de minutos nos encaminó hacia la otra cumbre, justo enfrente. Caminar por el filo del cráter sin duda una soberbia experiencia donde las fotos se volvían imprescindibles, a estas alturas trepábamos con habilidad inusitada, por lo que tomó poco tiempo atravesar la vegetación para llegar al segundo pico, no por esto menos difícil, los reales 4199 msnm. del ya memorable Pasochoa.De ahí el descenso se hizo intenso, la neblina llego pa’ cubrirnos, parecía ser que las nubes aterrizaron sobre el completo valle, el camino a pesar de ser mas plano, se complicaba de a poco, el silencio era roto por nuestros pasos y de vez en cuando los gritos: “Te toca llevar la mochila” y la algazara de alguien más, todos adquirimos cierta destreza con las patinadas y caídas, la bendita cerca de descanso no aparecía así que apostamos por la siguiente, los senderos se confundían y desaparecían por momentos, al encontrar la añorada alambrada comenzó la llovizna que no paro sino hasta cuando estuvimos en el bus, los ponchos de agua o las fundas de basura se convirtieron en un bien preciado, que importaba la apariencia fantasmagórica si solo nos faltaba llegar, la neblina se alió con la lluvia mojando rincones impensables, extraordinaria sensación de todos modos. Nada que con la calefacción en el bus de regreso no se pudiera dispersar.
En verdad una increíble jornada la que compartimos, solo nos queda decir que esperamos vernos en otra ocasión.

Agradecemos tu comentario.

2 Comments:

  • muy ilustrativa y divertida la redaccion, en relidad creo que todos la pasamos genial, además que podrìa compararse al glamour de comer papitas con atún, jamon y mayonesa en plena cima de una montaña? o a tomar un baño de lodo natural en los pajonales, teniendo los jeans mojados?? después de todo...es lo impredecible lo que le pone la emoción a la aventura ..y lo que le pone sabor a la vida.. EVY

    By Anonymous Anónimo, at 14:05  

  • Es la primera vez que me uno a las caminatas y solo puede decir que fue un paseo genial, una gran aventura, respirar aire puro, caminar.. caminar.. y caminar por cuestas empinadas.. esperando ver la alambrada o buscar la cueva prometida, la escalada..fue increible, la alegría y satisfacciòn de llegar a la cima... y a pesar del cansancio al ver la otra cumbre tan linda y tan cerca que fuimos sin dudarlo. Al regreso no encontrar el camino!!!, luego el aguacero, creo que pague la novatada.. no lleve impermeable :-(, las "mil horas" de espera al transporte bajo la lluvia. Pero todo fue parte de la aventura, personalmente gane mas confianza en mi y lo principal mas amigos. Gracias chicas y chicos.. y ahi estaremos en la proxima

    Fer

    By Anonymous Anónimo, at 20:58  

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