A ll p a   S i j ll a. ( Tierra Bonita )

viernes, mayo 26, 2006


AZUL y YAGE, dos de las mejores

Entusiasmados al oír el sonido característico de la claqueta que indica el comienzo del rodaje, nos transportamos hacia un edénico lugar que no podía faltar entre los visitados durante estos meses; nos referimos a la Cascada Azul ubicada al Noroccidente de la Provincia de Pichincha en el cantón Puerto Quito, recinto Puerto Rico. Allí se filmó parte de una película que tuvo como escenario los paisajes de “esta mi tierra linda, el Ecuador…”

En esta ocasión cada uno de los aventureros tuvo la oportunidad de actuar en el rol principal, ser el maquillista, sonidista, director y grabar en su memoria según el estilo de su preferencia (en blanco y negro o a color, muda o sonora, a lo “mero macho” o a lo “nouvelle vague”) los más gratos recuerdos de este eco-deportivo paseo.

Una de las primeras escenas fue el famoso Cráter del Pululahua que como un recibimiento especial había ocultado la neblina que lo caracteriza para permitirnos ver su resplandor.

Mientras continuábamos hacia la cascada prometida, los inquietos pasajeros fueron divididos en cuatro grupos, cada uno de los cuales debía demostrar su creatividad editando el guión de algunas leyendas conocidas tanto por los Quiteños como por los chagras. ¡Qué imaginación! El Padre Almeida que al escapar del cuartel decía - Hasta la vuelta mi coronel -, Cantuña que había construido el templo de San Francisco con discos compactos piratas y su salvación fue la inclusión de uno original, la caja ronca salvadora de la relación de un súper héroe y una bella chica y finalmente el gallo de la catedral saboteador de las actividades de Allpa Sijlla. ¡Qué Almodóvar ni que ocho cuartos!.

Entretanto habíamos llegado a un pueblito desde el cual podíamos acceder al afluente del Río Caoni en donde se encontraban compaginados el agua cristalina, los pequeños peces, el verdor de la vegetación y las coloridas flores, sitio envidiable para filmar la despedida cuando los eternos enamorados deben decir adiós.

Alrededor del medio día habíamos llegado a nuestro destino y fuimos recibidos con mucha hospitalidad. Los dueños del lugar dividieron a los visitantes en tres grupos que al grito de Los Conquistadores, Siempre Listos y Águilas hasta el final se preparaban para las competencias.

La primera prueba fue el salto de la soga pero con la variación que al menos cinco integrantes del grupo debían ingresar uno a uno, saltar por algunos segundos y después salir. Seguramente muchos no habían disfrutado de este popular juego desde la niñez, pero como dicen, ¡lo que bien se aprende jamás se olvida! Al parecer lo único que no se perdieron en sus años escolares fueron los recreos.

La segunda tarea consistió en llegar desde un extremo de la cancha de fútbol hacia el otro, pero lo debían hacer en grupos de cuatro personas, dos de ellas caminando de frente pero tapadas los ojos y las otras dos de espaldas. En dos delgados maderos debían posar sus pies y moverlos al mismo tiempo para poder avanzar.

Dos integrantes australianas se deleitaron y alegraron participando. A través de nuestro fluido span-english, logramos brindar las explicaciones necesarias y gracias a su colaboración Los Conquistadores fueron los vencedores absolutos de las competencias, mientras que la medalla de plata fue duramente disputada por los dos equipos restantes.

Muertos de calor decidimos terminar con las actividades y aceptar la invitación para conocer la Cascada del Yagé. En el corto camino escuchamos diversos y gratos sonidos como el trinar de los pájaros, el crujir de las hojas secas al pisarlas; vimos la variedad de la flora y además; degustamos unas deliciosas naranjas y una refrescantes mandarinas que los árboles del lugar tienen reservadas para quienes se complacen en visitarlos. Atentos a la historia de porque hacia el otro lado de la cerca la vegetación escaseaba, la explotación de los recursos y sus claras consecuencias. Poco a poco y cada vez más fuerte el sonido que nos indica la cercanía de un río, cuando de pronto, frente a nuestros ojos pudimos ver la piscina natural formada con el agua proveniente de la cascada. Para poder apreciarla en su totalidad, debíamos sortear algunas piedras para cruzar a la otra orilla y divisar sus aproximadamente veintidós metros de altura.

De regreso nos esperaban los patacones calientes con queso, pero advertidos de evitar ahitarnos decidimos comer con moderación para no provocarnos un calambre estomacal que no nos permitiera nadar en la tan ansiada Cascada Azul.

¡Finalmente, llegó la hora que tanto habíamos esperado!, la Cascada sería nuestra. Desde unas rústicas gradas que nos daban acceso se la divisaba. ¡Estupenda! Alrededor de diecisiete metros de altura, rodeada de helechos, plantas, árboles, una laguna cristalina que desembocaba en un apacible río.

No perdimos más tiempo y cual “güilli-güilli” en el agua disfrutamos nadando de un lado al otro con la confianza que el chaleco nos brindaba. Uno de los atractivos que nos ofrecía era la posibilidad de llegar a una concavidad al final de la caída del agua en donde se formaban un pequeño hidromasaje. Claro que para llegar el esfuerzo era grande, nadando contra corriente, apoyándose sobre las piedras resbalosas para que al final las fuerzas nos abandonen y volvamos al punto de partida en lo que se podría denominar “lo que la corriente se llevó”, pero los que perseveran alcanzan, poco a poco y con mucho esfuerzo logramos llegar. Según las creencias Shamánicas, regresaríamos renovados y con las baterías recargadas.

Por otro lado algunos chicos habían descubierto un altillo desde el cual se podía saltar hacia la piscina. En esta ocasión no se aplicó la técnica “first in first out”, puesto que una bella damita decidió ver el estilo de todos y cada uno de los osados clavadistas antes de decidir cuál sería el de su preferencia.

¡Por fin!, a la hora en que nuestros abuelitos debieron estar tomando el café de la tarde, nosotros íbamos a almorzar. Todo lleno de ese sabor que la paciencia sabe rociar.

Para concluir con esta bella experiencia no podía faltar la despedida de la madre tierra a través de un momento de meditación acompañado por las bellas melodías ofrecidas por los animales nocturnos. Con pilas recargadas, aún quedaban fuerzas para bailar con los nuevos amigos al ritmo de reggaeton, salsa y merengue en el corredor del transporte, pero poco a poco, el estado crepuscular en que íbamos cayendo indicaba que el rodaje terminó. Estamos seguros que a pesar de los percances, todos, incluso aquellos que no gustan de los paseos disfrutaron del paisaje, las cascadas, la compañía, la comida, la alegría y la diversión.

A nosotros nos gustaron todas las escenas, ¿y a ustedes cuál les gustó más?

3 Comments:

  • Hola Chicos:

    Quiero felicitarles a los organizadores por esta inciciativa,pues deja entrever el espítirtu aventurero y de compañerismo.

    La pase muy bien!!!

    By Anonymous Anónimo, at 15:23  

  • "Toda la naturaleza es como un arte desconocido del hombre."... hay que descubrirla para sentirla para llegarla amar

    By Anonymous Anónimo, at 15:39  

  • Hola panas de allpa sijlla!!

    No hay como sus salidas, siempre tratando de hacer ese contacto interno con la naturaleza. Que mejor ejemplo que estas cascadas. Lástima que no se pudo lanzar desde ellas. Claro que no se si lo hubiera hecho... pero quien sabe, la vida es de riesgo!!

    Muchos saludos,
    Luis

    By Anonymous Anónimo, at 19:17  

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