La propuesta esa tarde era por la caída del sol sobre la mítica Cuicocha.
sábado, noviembre 24, 2007
La propuesta esa tarde era por la caída del sol sobre la mítica Cuicocha.
sábado, septiembre 29, 2007
13 sentidos de a 5 por cabeza se reunieron esa mañana un tanto audaz y casi octubrina. Ni que decir del locomotor que ahora daba pie de extensa comodidad a los suscritos. En la autopista ya el reencuentro con la serena calma de lo entretejido en otros sitios junto a los sabores acontecidos daban una idea de lo que estaba por venir. Entonces como no contar cada experiencia y el multidiverso punto de vista que éramos en aquel transporte escolar que subía y trepaba por un empedrado cerca de la reserva del Pasochoa. Y cada quien su historia, mientras el té de coca era servido so paciencia de lo caliente
domingo, septiembre 02, 2007
Lindero de la Cotacachi – Cayapas.
"El sector de Lita constituye el sitio geográfico de confluencia de tres provincias: Imbabura, Carchí y Esmeraldas, ubicado en la zona de amortiguamiento de la Reserva Ecológica Cotacachi – Cayapas. . ." Singular presentación del lugar daba pie a imaginarse la aventura que sería visitarlo. La invitación causó gran acogida y 40 personas + el chofer partimos aquella discreta mañana 2 de septiembre desde los puntos de encuentro, con sus respectivas paradas para recoger unos cuantos por las vías de Quito. Entonces el transporte gozaba con el jolgorio causado por grupos de a muchos que platicaban entre sí. Un poco de música
jueves, julio 26, 2007
Obsequiate a ti mismo 7 minutos para mirar este video. Seguro y te sacude.
Saludos a todos.
domingo, junio 24, 2007
La cita a tan tempranas horas (5:40 am.) nos permite ver el amanecer quiteño, inigualable es la palabra que se viene a
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domingo, junio 10, 2007
6:50 am, interesantes expectativas pululaban aquella mañana, que de buen augurio se mostraba vistosa. Ahora cinco foráneos (gringos) habían sido bienvenidos para acompañar en la excursión. Entonces el grupo en número de 16 (con piloto incluido) era una mezcla de regiones y acentos.
El transporte sorteaba sin mayor dificultad la ruta de entrada al Parque Nacional Cotopaxi, ayudado sin duda por el clima. En el control de acceso los guardias
Llegamos a la laguna del Limpiopungo
Ahora seguimos a paso moderado por los senderos incluso a trekking puro, para tener la oportunidad de caminar
Ahora se les invita a continuar a la cumbre, solo falta una hora en promedio, nada sencilla pero muy inolvidable, pues, toca escalar un par de paredes, bordear algunos precipicios, soportar el viento que por este túnel cobra velocidades intensas y llegar a la cima. Muchos prefieren regresar y otros avanzan con cuidado, esto no es tan fácil y necesita de decisión personal, entonces de a poco subimos contemplando lo que queda atrás. Una cuerda se arma desde arriba para facilitar la subida y al fin llegamos los cinco, entre ellos una extranjera que disfruta con asombro, igual que nosotros, del placer de coronar un sitio
Un par de fotos con abrazos y comenzamos el descenso, con cuidado claro, pero la tarde esta cayendo y tenemos que alcanzar al resto así que aligeramos el paso. El Cotopaxi se muestra increíble desde aquí he incluso podemos ver claramente como sus glaciares han retrocedido, fiel resultado del problema ambiental mundial y sus consecuencias, de aquel que todos tenemos la culpa y pocos tratamos de hacer algo. Quizá el verlo así nos levante de nuestra comodidad y nos haga poner cartas, en el asunto. “Comodidad”, he ahí un gran problema.
Llegando
domingo, abril 22, 2007
En esta ocasión nuestras aventuras publicitarias nos llevaron hasta la radio donde realizamos la invitación en el programa “Quiero hablar de una ciudad
En la mañana se complica, en algo, el encuentro con todos por la carrera de los 5 KM. en la tribuna de los shyris, sin embargo, con paciencia armamos al grupo que ahora cuenta además de la multidiversidad de género, edad y ocupación, con tres pequeños participantes. Partimos y como es costumbre cada uno comienza a contar su lado de la historia, algunos han sido invitados por la singular experiencia de otros, aquellos se llenan la imaginación de expectativa y todos él estomago de esos pasteles color chocolate y vainilla, el camino entre plática y sonrisas es corto.
En la ruta unos toros juguetean con sus cuernos y sus cabezas, lo que hace que pasemos con cuidado intercambiando miradas con los vacunos, ¿pa ver quien tiene mas miedo?. Avanzamos y las cuerdas son útiles para descender por ciertas partes pero cuando llegamos al afluente del río blanco tratamos de buscar
Sobre un tronco y una línea tendida nos balanceamos sobre el río hasta llegar a la cascada sin nombre, que por las lluvias tiene un voluminoso caudal, mismo que aprovechamos para juguetearlo junto a su piscina natural en la que vamos adentro y disfrutamos del prana obsequiado. Con paciencia se llega a nado hasta donde la caída de agua vierte un masaje relajante a nuestro cuerpo, recomendable el sitio para despojarse y no solo del stress.
Es tiempo de seguir; se ve un puente medio endeble, cortando de una orilla a otra, al río Blanco que luce temible, entonces con cuidado y en pequeños grupos lo cruzamos, controlando el contoneo del mismo con
Salimos a un camino más accesible y en poco tiempo entramos a otro sendero que nos lleva a la “Cascada del Amor”. Esta luce crecida, amplio su estanque así que unos pocos nos abalanzamos
Luego de vuelta al camino y en poco tiempo alcanzamos el transporte que aguarda y nos lleva a San Miguel de los Bancos donde un sabroso almuerzo espera desde las tres de la tarde ya, bienvenido como el solo, por el soberano apetito. De ahí algo de compras que llevar y de regreso para Quito, claro con un par
La madre Tierra nos permitió compartir su día en aquellos lugares recónditos dando una muestra de sus bríos y sencillez, el verdor ecuatoriano es una muestra de la riqueza multidiversa que aguarda que la redescubras y protejas, que mejor forma de festejar la vida que con vida.
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domingo, marzo 25, 2007
Cuando Humboldt visitó el Ecuador escribió sobre este volcán:
"Esta montaña puede ser considerada como uno de los monumentos con los cuales la Naturaleza ha hecho una gran diferencia en la Tierra."
Estas palabras resumen con razón lo que nos aconteció en el Taita Cayambe, desde la mañana que partimos el clima se mostró amable. Por posibles problemas con los chapas y el transporte tomamos la vía Tumbaco – Quinche – Cayambe, en el camino el grupo se iba empatando de adrenalina. Para algunos era su “primera vez”, otros más duchos daban rienda suelta a su escapada del mundo, que básico el apagar el
Ya desde el refugio arrancamos bajo una pálida neblina que aparecía y se esfumaba, ahora era importante mantenernos juntos, la prominente cuesta ponía en aprietos a algunos y la nieve que no aparecía, cuando al fin en un reducto la tuvieron al alcance ni cortos ni perezosos se arrojaron, literalmente hacia ella. Ahí el glacial se mostraba en todo su esplendor y la guía que nos contaba sus historias de prácticas en la nieve y en la zona que ahora no hay. Avanzamos ya estamos cerca de la laguna del glaciar y la vemos de un color turquesa que nos envuelve y nos
hace correr hacia ella, dos avezados se meten en sus aguas gélidas mientras que otros la rodean y van a posar con sus máquinas fotográficas junto a los hielos.
En el almuerzo nos juntamos y compartimos la comida en una piedro-casa improvisada, sabe mejor de este modo y el calor que formamos nos hace vivir el momento a esta altura y con esta gente.
Comenzamos el descenso donde una garúa nos acompaña, de a poco todos vamos llegando al refugio donde un tecito pal frío es incondicional, ahora todos somos amigos y parecemos celebrar el esfuerzo impuesto.
Rumbo al bus, la bajada no cuesta nada y conversamos acerca de miles de cosas mientras el páramo continua su función de reserva de agua y mansamente nos muestra de donde viene el vital líquido, unos conejos se cruzan a ratos quizá curiosos a la risas que descienden, llegamos al transporte desde donde comenzamos el regreso a la ciudad, claro pasando por los bizcochos de Cayambe y de ahí a la monótona realidad de encender el celular.
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domingo, enero 28, 2007
El
La ruta para el transporte cruzaba por Sangolquí, Selva Alegre y Rumipamba, ahí hablamos con la gente de la comunidad para los permisos necesarios, muy amablemente nos permitieron incluso cruzar sus fincas, con cuidado pero, pues en ciertas partes cables de electricidad eran
De ahí, sin temor, el río se mostraba; Cruzarlo era el camino, como la corriente ponía en problemas optamos por la tradición del trabajo en equipo, increíble la fraternidad mostrada por el grupo, las cadenas humanas hacían cómodo el recorrido por el agua. Los retos eran diversos, unas enormes rocas para escalar, vegetación por doquier y el camino contracorriente sobre el Pita.
En una preciosa cascada con el equipo necesario armamos el rapel, al principio nadie se arriesgaba, pero después sobraban voluntarios, incluso uno lo intento por una ruta diferente y termino completamente mojado. El camino y el tiempo apremiaban así que seguimos. Aparecían diversas y multiformes caídas
Las peñas lucían imponentes, en una de ellas vimos un grupo colgado con cuerdas que de seguro preparaba la ruta para

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